He aquí mi persona humana:
Soy un ser vengativo.
Es así, lo reconozco, soy una persona rencorosa y vengativa. El problema viene cuando además pongo toda mi imaginación a su servicio. Lo que sucede con cierta frecuencia. Además me gustan las venganzas frías, maduradas su tiempo, y evitando conexiones hacia mi persona.
Fue un nublado martes de Mayo, puede que no tuviera esa intención, pero un pintor zarandeó las pulgas de un pansinsal fustigado por una noche en vela fruto de los excesos de una cena a base de hamburguesa asesina y nachos....muchos nachos.....y birra....mucha birra.....y hernia de hiato, mala combinación como sabrá más de uno que lo lea.
Ese día, el sol deicidió esconderse en el mismo instante en el que un pintor malaje manchó de pintura mis herramientas....pobres, que mal nunca hicieron a nadie...denostadas por unas pocas gotas de pintura plástica que se reían del color aluminio que tenían, tan nuevecitas ellas.
Cuando vi lo sucedido juré venganza....nadie toca mis herramientas. Lo hizo él, lo se porque sólo estábamos él y yo en la obra.
Pasé el día jugando con la idea de volverlo loco....¿loco?....mmmm....¿porqué no?...loco, pues.
Al día siguiente me puse a trabajar cerca de él, y cuando pasó un rato comencé a hablar solo. Diciendo incoherencias e insultándome. Riendo a carcajadas y llorando....a veces decía a media voz: pobreeee, pobreeeinfeliiz. Así estuve seis horas, mientras me tomaba mis medicamentos pa la acidez de forma que me viera.
El jueves comenzó con un recital de risas histéricas y lamentos plañideros. Programé la alarma del móvil para que sonara y me acerqué a donde estaba nuestro querido amigo el pintor. Al cabo de unos minutos sonó, hice como que descolgaba y me puse a hablar:
- Sí, cariño, me he tomado la medicación.
- Lo sé, no se me puede olvidar.
- La cita con el psiquiatra tampoco, no te preocupes....si me la tomo ahora.
Colgué el teléfono, disimulando, claro, y saqué un almax del bolsillo. Mis ojos abiertos de par en par miraron la pastilla. Hinché mis pulmones y dando un alarido tremendo la tiré al suelo y me puse a darle pisotones. Saltando de forma incontrolada y gritando a las paredes: LIIIBREEE, SOY LIBREEEEE....MUERE MALDITA PASTILLAAAAA.....la risa histérica se abrió paso en mi garganta y de reojo vi a un pintor con la cara desencajada y deseando que se lo tragara la tierra. Ya faltaba poco para concluir mi venganza.
El viernes me costó trabajo, pero al final conseguí quedarme cerca de él, dándole la espalda y vigilándolo a través del reflejo de una ventana. La alarma del móvil sonó de nuevo y anulé la cita con el psiquiatra, saqué las pastillas antiácido y con dramatismo las aplasté entre mis dedos diciendo entre dientes (pero a volumen que me escuchara el pavo): Polvo, sois polvo, no me haceis falta....¿qué?....¿qué dices?¿un hacha?....¿un hacha nuevecitaaa?¿para mi solo?.....¡¡PLAMP!! Fue el ruido que hizo la puerta al irse a toda prisa el pintor....eran las doce de la mañana. A las dos apareció el contratista y me dijo:
- Isaac.....¿le has hecho algo al pintor?
- ¿yoooo?, pero si estoy aquí trabajando muy tranquilo....
- Isaac, que nos conocemos, que me ha dicho que no vuelve hasta que tú te vayas de la obra....que no tengo otroo....
- No se qué le pasará conmigo, pero no he hecho nada....¿qué te ha dicho, por cierto?
- Pues la verdad es que no lo entendí....unas cosa muy raras....no sé...igual está mal de la chota o algo....jajajajaja....es que me ha dicho unas cosas quee....tio, perdona, es que las obras tienen esto...
Y se alejó pensando que el pintor era un tío rarito....
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